domingo, 24 de octubre de 2010

ME DEVORABA CON LA MIRADA


Una estética caníbal toma como su punto de partida esta afirmación: solo se puede hacer arte en la medida en que devoremos el arte de los otros; en el caso de América Latina, el arte occidental que se nos muestra, sobre todo en el momento actual, como una cierta "meta" a la cual hay que llegar, en la medida en que nos globalizamos y nuestros artistas circulan por en ese mundo. Esto ha sucedido una y otra vez a lo largo de la historia.

Sin embargo, lo que se quiere resaltar es la validez de la estética caníbal para reflexionar sobre el arte contemporáneo e incluso como apertura de mundos del arte que se haría desde un gesto predador del arte occidental.

El núcleo inicial de la estética caníbal se encuentra en lo predatorio: capturar al enemigo para convertirle en uno mismo y uno mismo convertirse en otro. Oponer precisamente esta captura predatoria a la salvaje actitud depredatoria –puramente destructiva de los otros- tan típica de Occidente.

Sería a todas luces insuficiente que este gesto predatorio se quedara como una metáfora o que permaneciera en un nivel abstracto. Se trata de encontrar en el arte –y en la estética- las técnicas predatorias, los modos de reducción de cabezas, los procesos que nos conduzcan a convertirnos en otros y a los otros en nosotros.

Podemos ir un paso más allá del "arte de los otros", que echa una mirada hacia el arte producido por fuera de los cánones occidentales y de sus circuitos. E insistir en que todo arte es, en último término, el arte de los otros que nosotros hemos devorado.

Junto con las técnicas predatorias se debería indagar sobre las maneras de mesa, sobre lo crudo y lo cocido y, más aún, sobre la incorporación de lo que hemos devorado a nuestro orden imaginario.

¿A qué procesos de cocción nos remitimos? ¿Qué aderezos le ponemos? ¿Cómo procesamos ese arte de los otros para devorarlo con la mirada? Como solemos decir: "me devoraba con la mirada", que sirve para enunciar tanto la fascinación de un objeto hermoso como la máquina del deseo que trata de alcanzarlo.

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