miércoles, 12 de mayo de 2010

UN GESTO BARROCO EN EL TEATRO POSMODERNO

En la nueva fase que atraviesa el teatro de El Quinto Río, decidimos hacer un gesto barroco dentro del teatro posmoderno.

Una parte de nuestras tradiciones estuvo basada en la influencia de la dramaturgia de Eugenio Barba. Como muchos teatreros trabajamos los momentos pre-expresivos, aquellos que supuestamente se colocan antes del sentimiento, de la emoción, incluso de la reflexión. Se trataba, creemos, de encontrar esa corporalidad básica, quizás arquetípica que yacía en el movimiento, en la tensión, en la energía, en el dilatamiento, en el equilibrio y en el desequilibrio. Así se desembocaba en lo extracotidiano.

El cuerpo decidido estaba entonces listo para ser penetrado por los significados, por los textos, por los elementos específicos de la obra teatral. Toda cultura se mostraría en este cuerpo habitado por tensiones dispares que, finalmente, constituirían un acervo general para la dramaturgia.

A pesar de toda la antropología que hay detrás de los textos barbianos, nos pareció que la propuesta era demasiado europea, muy occidental. Si bien su dramaturgia iluminó alguno de nuestros trabajos, y aún ahora mantenemos ciertos elementos sobre todo en la técnica actoral.

Y nos pusimos a indagar que podía estar detrás del momento pre-expresivo. A estas alturas del desarrollo de las culturas, difícilmente podríamos aislar algo así como lo anterior a la emoción, a la idea. Talvez, después de todo, nada hay que pueda efectivamente tener este calificativo: pre-expresivo.

Hay, a nuestro modo de entender, expresión, únicamente diversas formas de expresión. Y estas dependen estrictamente de cada momento de la historia de los pueblos. Volvimos nuestros ojos hacia nosotros mismos. Algo terriblemente difícil, porque es mucho más fácil ver lo que está lejos, lo que está separado de nuestra inmediatez.

Hicimos una elección guiada por los debates en torno a un Ethos Barroco, a una forma de vida, al inicio de una nueva sociedad. (Véase los trabajos de Bolívar Echeverría) No deja de haber en este gesto un grado de arbitrariedad y, al mismo tiempo, una cierta incertidumbre.

En el siguiente montaje que íbamos a emprender, partiríamos aun para usar algunas técnicas barbarianas, de una corporalidad nada pre-expresiva, sino plena y radicalmente expresiva. El trabajo del actor se iniciará en la pintura y escultura barrocas –exclusivamente latinoamericanas y específicamente ecuatorianas-

La teatralidad absoluta del momento barroco será nuestro punto de partida. Ya les contaremos hacia dónde nos conduce.

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